Lo que deja ver el mapa actual del poder político del departamento es
que los congresistas, concejales y diputados están literalmente cogobernando en
varias instancias. Los tentáculos más largos continúan siendo los de la
exsenadora Dilian Francisca Toro, el alcalde Rodrigo Guerrero y el gobernador
Ubéimar Delgado.
Las
prácticas políticas tradicionales, en las que el respaldo electoral de los
partidos y movimientos es requisito ‘sine qua non’ para acceder a los cargos de
elección popular, dieron origen a unas castas políticas mediante las cuales se
han ido consolidando unos barones electorales en el Valle del Cauca. Aunque en el departamento hay cuatro millones y medio de habitantes, 42
municipios y más de una decena de partidos políticos, no son más de cinco los
nombres que se repiten una y otra vez en el ejercicio del desglose del poder
burocrático en la región.
De
un lado, y por su discrecionalidad como mandatarios, es apenas lógico que en la
Alcaldía de Santiago de Cali y la Gobernación del Valle del Cauca quienes más
dependencias controlan son Rodrigo Guerrero y Ubéimar Delgado, respectivamente,
pero en el fondo lo que deja ver el mapa actual del poder político del
departamento es que los congresistas, concejales y diputados están literalmente
cogobernando en todas las instancias y a todo nivel.
Los
tentáculos más largos continúan siendo los de la exsenadora Dilian Francisca
Toro, quien además del control de varias secretarías en la Alcaldía de Cali y
la Gobernación del Valle, ejerce una fuerte influencia en los organismos de
control en todo el departamento y en varios institutos del orden nacional que
cuentan con subsedes en la región.
Se
suma a ello el control que tiene en una decena de alcaldías en el Valle, donde
han sido ubicadas también fichas de su movimiento político Nueva Generación,
que desde hoy tendrá en el Congreso de la República a un senador y tres
representantes a la Cámara.
Pisando
fuerte
En
medio del dinamismo que ha demostrado tener la política local, han empezado a
detectarse nuevos nombres en el radar del poder regional. Entre ellos el del
senador liberal Édinson Delgado, a quien cuatro años en el Congreso le han sido
suficientes para posicionarse en diversos sectores y dependencias del Valle.
No solo por esa suerte de control absoluto que viene ostentando en la
Alcaldía de Buenaventura y su influencia en sectores privados de la ciudad
portuaria, sino porque ha logrado mover sus fichas con una precisión que le ha
permitido ganar cada vez más espacios en el departamento y en el concierto
nacional.
Un
camino por el que también empiezan a asomar los tres congresistas del Partido
Cambio Radical (Carlos Fernando Motoa, José Luis Pérez y Carlos Abraham
Jiménez), quienes en las elecciones legislativas no solo incrementaron su
presencia por el Valle en el Senado y la Cámara, sino que paralelamente vienen
sumando peso en el poder regional.
Junto
a ellos figuran los nombres de otros dirigentes políticos que si bien no tienen
una representación como titulares de las principales dependencias u oficinas en
el sector público, sí han logrado ubicar cuotas suyas en el basto ramillete de
cargos de menor jerarquía.
De
acuerdo con la capacidad de decisión e influencia que cada uno de ellos ejerce
sobre las principales dependencias en la Alcaldía de Cali, la Gobernación del
Valle del Cauca, los organismos de control, los institutos descentralizados y
las otras 41 alcaldías ubicadas a lo largo y ancho del departamento, estos son
los grandes jugadores del poder regional.
Noticia de El Pais